El paso de Frank Valery Sr. por el automovilismo venezolano. (Primera Parte)

Una emotiva historia contada por su hijo Frank Valery Jr. 

Fui testigo de excepción y en primera línea del transitar de mi padre por las carreteras del país, en algunas ocasiones yendo más allá de las fronteras de Venezuela, sobre un vehículo de Rally. Pude vivir y compartir junto a él y mi familia, las emociones de esa hermosa especialidad de vehículos a motor. Pero la historia de mi padre en el automovilismo venezolano comienza incluso unos años antes de que yo naciera por allá a finales de los años 50, cuando era casi un adolescente. Ya había tenido alguna participación muy breve en el ciclismo, y se había montado en una que otra motocicleta con intenciones de competir, hasta que un accidente que le produjo una severa quemadura en su pierna derecha lo obligó a descartar aquellas pretensiones.

Mencionaré aquí, a manera de introducción, algunos antecedentes de importancia que me permitirán ubicar a mi padre en su época y de cierta forma explicar su afición por este deporte, antes de desarrollar su historia propiamente dicha. Comenzaré diciendo que mi padre nace en Caracas el 29 de mayo de 1940, siendo el único varón en una familia de 6 hijos.

A finales de los años 40 se habían organizado algunas prestigiosas competencias importantes de ruta.

 

Entre ellos, el famoso Gran Premio de la América del Sur del Turismo de Carretera, mejor conocido como La Buenos Aires-Caracas y corrido en octubre del año 1948. Allí entre otros destacaron: Domingo Marimón, Óscar Gálvez, Juan Gálvez, Víctor García, Eusebio Marcilla y Juan Manuel Fangio.

En 1950 se celebró la Carrera Panamericana, que aún se celebra en México, y cuya etapa antigua se celebró entre 1950 y1954. Sería ganada por Fangio en 1953 al mando de un Lancia D24. Allí habían participado, entre otros, los pilotos venezolanos Ramón López, Atilio Cagnaso, Ali Rachid, Hugo Inciarte, Joao Rezende Dos Santos, Abelardo Díaz y Emilio Chafardet.

Entre el año 1955 y 1957 se realizaron en Circuito de Los Próceres tres Grandes Premios de Automovilismo que contaron con la participación de prestigiosos pilotos de aquella época. Uno de los más afamados y esperados pilotos, que se encontraba dispuesto y comprometido a participar en el Gran Premio de 1955, no era otro que el “Chueco de Balcarce” Juan Manuel Fangio, quien estuvo a punto de no hacerlo debido al retiro de Mercedes Benz, que luego de haber asegurado el campeonato de marcas, había decidido abandonar toda competencia deportiva, incluyendo la competencia venezolana.

El Primer Gran Premio de Venezuela realizado en noviembre del año 1955 fue organizado íntegramente por el Touring Automóvil Club de Venezuela (TACV) y contó con la participación de grandes pilotos. Los participantes compitieron en dos categorías: A (motores entre 2000 y 4400 cc) y B (motores entre 1500 y 2000 cc). Eugenio Castellotti y Umberto Magliolli de nacionalidad italiana y representantes de la Escudería Ferrari. Phill Hill y Harry Schell, estadounidenses, el primero representando a la Escudería John Von Neumann y el segundo a la Escudería Ferrari.

El Marqués Alfonso de Portago, español, y representando a su propia Escudería, quien a la postre, escoltaría a Fangio. Huschke von Hanstein, alemán que corrió con un Porsche, representando a su propia Escudería. María Teresa de Filippis, una piloto italiana de aquella época, quien haría escudería con Fangio a bordo de un Maserati. Juan Manuel Fangio, argentino, quien condujo a la victoria al Maserati de la Escudería Officine Alfieri Maserati.

Por Venezuela intervendrían: Joao Rozende Dos Santos con el equipo oficial de Maserati, Julio Pola y Ramón López con Ferrari y el siempre gratamente recordado Pancho Pepe Croquer a bordo de un Maserati; los últimos tres en representación de la Escudería Madunina.

El flaco Pancho Pepe Croquet a bordo de su Maserati. Este carismático piloto venezolano perdería la vida, apenas un mes después, en un fatal accidente el 18 de diciembre de 1955 mientras participaba en la “Vuelta a la Cordialidad” en Colombia.
El Gran Premio de Venezuela se repetiría en el mismo escenario de Los Próceres en los años 1956 y 1957.

El Gran Premio Internacional de Venezuela del año 1956 sería ganado por Stirling Moss en un Maserati 300S de la Escudería Officine Alfieri Maserati, misma que había ganado la competencia del año anterior. Esta vez Fangio con un Ferrari 860 Monza de la Escudería Oficial sería relegado al segundo lugar, por delante de Jean Berha compañero de escudería del ganador al mando de un Maserati 200S. Otros pilotos que también compitieron, pero no lograron finalizar la carrera serían Harry Schell, Joao Rozende Dos Santos, Maurico Marcotulli, Julio Pola, Lino Fayén, Ettore Chimeri, Ramón López y el Marqués de Portago.

Al año siguiente, el 3 de noviembre de 1957, se correría el Gran Prix de Venezuela, también conocido como los 1000 kilómetros de Caracas, ya que esta sería prácticamente la distancia a recorrer durante el evento. Dicho evento fue la última prueba válida para el Campeonato Mundial de Coches de Turismo y además decidiría a la marca y escudería campeona entre Ferrari y Maserati.

 

 

La carrera sería finalmente ganada por la dupla conformada por Phill Hill y Peter Collins quienes recorrerían los 1002,930 Kms de la prueba en 6 horas 31 minutos y 55 segundos a una velocidad de 153,537 Kilómetros por hora; dando a la Escudería Ferrari el Título de Constructores por encima de Maserati.

 

Durante la prueba hubo varios accidentes importantes. Quizás el más importante de ellos fue el sufrido por Stirling Moss, cuando en la vuelta 32, luego de haber destrozado el record de la pista, en su intento de rebase prácticamente se llevó por delante al vehículo conducido por Joseph Hap Dressel, partiéndolo a la mitad. El vehículo de Behra, se incendiaría unas vueltas después durante el repostaje de combustible, ocasionándole al piloto algunas quemaduras. A pesar del fuego, el vehículo no sufrió daños importantes, por lo que pudo continuar la prueba. Moss, cuyo vehículo no pudo continuar después del choque, sería llamado para compartir la conducción del Maserati de Behra con Harry Schell, pero no lograrían completar la faena.

Concesionario Lino Fayen
Miura de Renny Otolina, Los Proceres 29 de Julio de 1967

La prueba contó con la participación de otros pilotos importantes del mundo del automovilismo. Mike Hawthorn, quien ocuparía el segundo lugar al hacer dupla con el italiano Luigi Musso, y que se convertiría el año siguiente en el primer campeón mundial británico de la F1. Wolfgang von Trips y Wolfgang Seidel, quienes ocuparían el tercer lugar de la justa. Huschke von Hanstein, quien participaba por tercera vez consecutiva en el evento, y ocuparía el quinto lugar en compañía de Edgar Barth. También participarían Mauricio Marcotulli, Ettore Chimeri, Julio Pola, Ramón López, Deblin, Joao Rozende Dos Santos, Ugo Tosa, Lino Fayén, Jacques Oliver, Freddy Brandt y Reny Ottolina.

Mi padre participó en estos Grandes Premios de Venezuela, pero entre sus 15 y 17 años y en plena adolescencia, apenas podría hacerlo en calidad de espectador. Para la época ya habían corrido en las mencionadas competencias realizadas en Venezuela, al menos tres campeones mundiales de Fórmula 1 y unos cuantos representantes más de la máxima categoría del automovilismo mundial.

Foto de Archivo: Blog Crónica de Cabimas.
Jean Berha Preparandose par ala salida en Palmarejo.
El IV Gran Premio de Venezuela (La Carrera Palmarejo-Caracas) fue ganada por Jean Behra, con un recorrido de 755 kilómetros y disputado el 23 de noviembre de 1958. Behra recorrería la distancia, a bordo de su Ferrari 250 GT, en 4 horas, 45 minutos y 56 segundos a una velocidad promedio de 158,38 kilómetros por hora. Este sería el primer premio desarrollado en ruta abierta en Venezuela, ya que los primeros tres habían sido disputados en circuitos cerrados. Julio Pola, uno de los representantes venezolanos, llegaría segundo en la mencionada carrera, también a bordo de un Ferrari 250 GT. Logró batir el record de velocidad de la carrera al alcanzar los 174,61 kilómetros por hora en el tramo de la Autopista Caracas-Valencia.
Una imagen del 300SL de Mauricio Marcoyulli.
Al otro lado vemos a Chimeri. También se notan los Ferraris de Munaron, el de Pola y el Tossa
frente a la Bomba de Palmarejo.
Foto de Archivo: Blog Crónica de Cabimas
El Aleman W. Von Hanstein en su auto Porsche fue el primero en llegar
a Caracas en la sumatoria de los tiempos, ocupar el primer lugar
de su clase, de 1000 a 1600 cc Gran Turismo.
Quedo de 8vo en la clasificación general
Foto de Archivo: Blog Crónica de Cabimas
Otro de los pilotos de aquella famosa carrera y que se desempeñaron en el automovilismo de finales de los años 50 sería Gino Munaron, quien corría con un Ferrari GT 250 Berlinetta con motor de 12 cilindros y ocuparía el tercer lugar de la mencionada justa. El resto de la representación extranjera en la Palmarejo-Caracas la completarían el alemán Huschke von Hanstein al mando de un Porsche 356 Carrera, Miro Toselli, María de Fillipis y Joachim Bonier. Por su parte nuestro país estaría representado, entre otros, por Mauricio Marcotulli, Marcelo “Tarzán” Hernández, Ettore Chimeri, Giorgio Carless, Guido Lollobrigida, Eleazar Morrison, Ugo Tosa, Alí Rachid (piloto zuliano quien corría a bordo de un Mercedes-Benz 300 SL) y Lino Fayén.
Etore Chimeri The Fallen Ones – WordPress.com

Mi padre corrió carreras de ruta abierta y carreras de circuito cerrado en Los Próceres y El Limón. Aquí podemos verlo con tan solo 18 años de edad, al volante del vehículo con el cual cubriría la ruta Caracas-Maracaibo mientras participaba en el Premio “Asociación Venezolana de Periodistas” del año 1958. 

Piloto: Frank Valery

Para aquella época compartiría ruta, aunque en distintas categorías, con algunos reconocidos pilotos del ámbito nacional e incluso con algunos representantes extranjeros que venían a Venezuela con la intención de participar en aquellos eventos. De aquella época, que no viví, pero que disfrute a través de las historias que escuche de los labios de mi padre, como un niño embelesado escuchando las hazañas de su héroe preferido, puedo mencionar a algunos protagonistas. Buena parte de la historia está respaldada por las excelentes fotografías de Fulvio Sassi.

Armando “Pelón” Capriles, cuyo Porsche 906 parecía una especie de tigre, debido a los colores de su carrocería.

Porsche 906 del “Pelón” Capriles

Alí Rachid, piloto zuliano, quien debutó en las carreras de ruta ganando la Carrera Maracaibo-El Moján en 1949 con un Chevrolet del 48 que el mismo había preparado para correr. Corrió varias carreras de ruta importantes para la época (Carrera Panamericana 1950 y 1951). Ganaría la Vuelta a Aragua dos veces, la primera a bordo de un Jaguar y la segunda en un Ford. Se retiró de las competencias en 1967 poco después de que fuese aprobada la Ley contra las carreras de ruta en Venezuela.

Otro piloto de la época de mi padre y con quién no solo compartió carreras e historias de velocidad, sino también una hermosa amistad y una relación familiar, puesto que se convirtió en su compadre al hacerle el honor de ser mi padrino de confirmación: Henry Hoyos.

Henry corría con una Lola Ford T-70 y mi padre lo describía como un “loco” capaz de montarse en cualquier cosa que adquiriese una velocidad respetable. Dedicó los últimos años de su vida al pilotaje de helicópteros y estuvo a tirito de morir en varios accidentes. 

Por esas cosas del destino, a pesar de la gran amistad y el compadrazgo, compartí poco con él. La última visita se la haría como parte de un homenaje póstumo con motivo de su velorio en el Cementerio del Este.

De aquella época también recuerdo los nombres de Robert “Bobby” Dennet, Ernesto Viso, Ernesto Soto, Juan Cochesa, Leopoldo “Leo” Barbosa, Winston Shelby, Efraín Ceballos y Nelson Canache. Con relación a estos últimos, no puedo decir con certeza si mi padre llegaría a competir con algunos de ellos; porque repito, cuando comenzó a correr aún yo no había nacido y para aquellos años de fines de los 60, apenas tenía unos 8 años de edad.

Frank Valery: el segundo piloto a la derecha antes de la partida
Frank Valery: al mando de su Chévrolet en el Circuito del Limón (Estado Aragua)
Frank Valery: Carrera Bogotá-Caracas 1960
Nelson Canache

Con relación a Nelson, la historia permitiría que compartieran escenario en otro deporte de vehículos a motor, que es quizás la génesis de este artículo, y que he tratado de redactar respetando un poco los momentos históricos vividos por mi padre: el Rallysmo.

Con Nelson, además de la tan cacareada rivalidad que existe en primer lugar contra tus compañeros de escudería; y a pesar de lo que normalmente vemos por ejemplo en deportes como la Fórmula Uno; puedo decir con absoluta certeza, que se generó una genuina y real amistad. Usaban el mote de “socios” para referirse unos a otros, pero tras aquella corta palabra existía mucho más que una sociedad que bregaba triunfos y campeonatos. Había un grupo de familiares que compartían las alegrías del triunfo, las tristezas de la derrota, las angustias de los accidentes, la impotencia de no contar con información suficiente acerca de lo que sucedía durante el desarrollo de aquellas competencias. Todo ello permitió forzar las sólidas bases de una bella hermandad.

A partir de este momento comienza en sí el desarrollo de la historia propiamente dicha del paso de Frank Valery por las carreteras del país a bordo de un vehículo de Rally.

Quisiera comenzar aquí estableciendo una diferencia significativa entre las competencias de Rally que se desarrollaban a nivel europeo y las competencias de Rally que se desarrollaron a nivel nacional. Tarde un poco en entender que, a pesar de llevar el mismo nombre, había una diferencia significativa entre aquellas competencias del viejo mundo y estas competencias del nuevo mundo. El Rallysmo europeo, al menos en mi concepto, es en esencia una competencia de velocidad que se desarrolla en diversos terrenos: asfalto, tierra, graba, nieve. El Rallysmo venezolano de la época de Frank Valery era una competencia más bien de regularidad con algunas etapas especiales de velocidad denominadas “Primes” y Premios Especiales de Montaña. No sé si aquel fenómeno respondía al hecho de que aquellas competencias; a diferencia de las europeas; se realizaban en carreteras abiertas al tránsito vehicular, al poco apoyo inicial de algunos entes gubernamentales para la especialidad o simplemente al escaso número de cronometristas que para aquella época debían moverse con gran celeridad de uno a otro punto de control antes de que los vehículos participantes del evento lograsen arribar a los mismos.

El hecho es que, por la razón que fuese, debido a las características mencionadas con anterioridad, los aficionados a este deporte tenían la posibilidad real de participar sin la necesidad de utilizar para ello vehículos especiales. Ello permitió que el número de participantes en aquellos eventos fuera creciendo y mi padre Frank Valery y mi tío Rafael Márquez no fueron la excepción a aquella regla. Para participar en aquellos eventos utilizaron la mayoría de las veces los vehículos de uso personal de mi tío Rafa, ya que mi padre tenía un vehículo asignado por la compañía para la que trabajaba en aquella época, que obviamente no podía utilizar en aquellas competencias. Además del Ford Mustang y el Dodge Dart de mi tío, correrían en el Volkswagen de mi mamá, el Renault 16 de mi tío Víctor (hermano de mi mamá y de mi tío Rafa), el Fiat 132 de Tita (hermana de mi padre) e incluso en una que otra oportunidad con un carro alquilado. Todo ello antes de que surgiera la posibilidad de participar con vehículos oficiales de la Escudería Mototerra y posteriormente de la Escudería Zico-Zulia.

Para la primera fase de esta etapa dedicada ya específicamente al Rallysmo me apoyaré en algunos documentos históricos (fotografías y artículos de prensa) y en una cronología que de una manera metódica y magistral ha hilvanado precisamente uno de los personajes de aquella época, compañero y amigo de mi padre, e ilustre representante del rallysmo merideño: Hernán Moreno.

El año de 1970, bajo la organización de Alina Agulló, da comienzo lo que podemos considerar la historia oficial del rallysmo venezolano. A lo largo de aquel año se llevaron a cabo 9 pruebas válidas para el “1er. Campeonato Nacional de Rally”. Ya Alina; quien se había desempeñado como secretaria del Touring Automóvil Club de Venezuela y se había iniciado como cronometrista durante el Gran Premio “450 Años de la Fundación de Cumaná”; había organizado algunos eventos previos entre los que podemos mencionar Rally “12 Horas de Caracas”, Rally “Día del Mecánico”, Rally “24 Horas del Lago de Valencia” y el Rally “ONAPICA”.

En la foto podemos observar a Alina Agulló en compañía del piloto José Rodríguez, quien sería el ganador de la prueba denominada “Las 6 Horas de Ciudad Guayana”. Dicha competencia habría sido organizada y cronometrada enteramente por Alina.

Aquel Primer Campeonato Nacional de Rally; cuyas pruebas válidas serían disputadas entre el 12 de enero y el 01 de diciembre de 1970; sería a la postre ganado por la dupla conformada por Giuseppe Sano (Piloto) y Salvatore Maza (Copiloto).

Para el año 1971 se organizarían nuevamente 9 pruebas válidas que conformarían el Segundo Campeonato Nacional de Rally. Durante ese mismo año Giovanni Autiero fundaría la que probablemente sería la primera escudería dentro del rallysmo venezolano: Escudería Correcaminos.

El 23 de abril de 1971, con un recorrido de 3.449 kilómetros y a lo largo de gran parte del territorio nacional, se corrió por primera vez en el país el Rally “Vuelta a Venezuela” bajo la denominación de “52 Horas de Venezuela”. Dicha prueba sería ganada por Bruno Guastaferro y Raúl Velázquez.

En la foto superior podemos observar a Frank Valery conversando con Alina Agulló luego del paso por alguno de los puntos de control de la mencionada prueba.

Durante ese mismo año 1971 sería llevado a cabo el Primer Rally “Caracas-Bogotá-Caracas”. Dicho evento también sería considerado como el “1er Rally Internacional de Venezuela” y “1er Rally de la Fraternidad Colombo-Venezolana”.

Tuvo un recorrido de 2.945 kilómetros y fue ganado por los colombianos Achile Cortesi e Ignacio Fungairiño.

En aquella prueba participó la dupla conformada por Rafael Márquez y Francisco Valery a bordo de un Ford Mustang.

En la foto superior podemos observar a Frank Valery conversando con Alina Agulló luego del paso por alguno de los puntos de control de la mencionada prueba.

En primer plano podemos observar el Ford Mustang de Rafael Márquez y Francisco Valery en la pista del Autódromo “Ricardo Mejía” en Bogotá. Desde allí el Rally “Caracas-Bogotá-Caracas retornaría a Venezuela.

Entre las anécdotas de aquel Rally cuenta mi tío; Rafael Márquez; que llegando a Bogotá iban en una zona de la ruta mordiendo las cunetas en cada curva con la intención de ganar tiempo sin tener que reducir mucho la velocidad. Repentinamente en una de las curvas al entrar a la cuneta se encontraron con una defensa y al salirse bruscamente de la misma se fueron por un barranco. Gracias a Dios el vehículo no sufrió mayores daños, por lo que luego de ser jalados con unos mecates por un autobús y sacados de nuevo a la carretera, pudieron continuar la competencia.

Ese segundo Campeonato Nacional de Rally sería ganado por Vicente (hijo) y Manuel Mundó (padre).

La historia continuaría al año siguiente, cuando se organizaría el 3er Campeonato Nacional de Rally. Para aquella época comienza la incursión de algunos pilotos del automovilismo, especialistas en velocidad, dentro del rallysmo. Ya para finales de la década de los 60, Nelson Canache había participado en el Rally “Esa-Check” entre Caracas y Santa Lucía.

 

Para el año de 1972 se organizaría el 3er Campeonato Nacional de Rally que sería ganado por Ernesto Soto y Pablo Mihalka. Aquel piloto, de la misma manera que Nelson, provenía del automovilismo y llegaría a ser en su momento el piloto venezolano con mayor presencia a nivel internacional.

Aquel campeonato sería enlutado por el trágico fallecimiento de Alina Agulló; quien como parte de sus labores de organización, supervisión y cronometraje; se trasladaría en una avioneta que lamentablemente se estrellaría en las cercanías de Moconoque. Aquel terrible accidente ocasionaría la muerte del piloto de la avioneta y la de aquella aguerrida mujer. Alina sería honrada al día siguiente de su muerte por una larga caravana de vehículos, que aún llenos de barro, con sus números pegados en las puertas y con algunas consignas de solidaridad le acompañarían a su última morada. Uno de aquellos vehículos, el de Salvatore Dionisi y Giovanni Autiero, llevaría sobre el capó una consigna que rezaba: “ALINA, continuaremos tu labor”.

Piloto: Ernesto Soto
A la derecha Autiero preparado para dar la partida al vehículo de Rafael Márquez y Frank Valery, mientras mi hermano, Víctor Valery, se despide de mi tío.

 

Efectivamente, Giovanni “Gianny” Autiero cumpliría su promesa y tomaría el testigo de la mano póstuma de Alina para continuar con la organización de los rallys en Venezuela. Para ello fundaría OTEAUTO a comienzos del año 1973. Aquel año de 1973 bajo la organización de Autiero se correría, como prueba válida para el Campeonato Nacional de Rally, el segundo Rally “Caracas-Bogotá-Caracas”.

Se correría también, durante aquel año de 1973, con neutralización en el Hotel Prado Río en Mérida y como séptima prueba válida para el Campeonato Nacional, la 3ra “Vuelta a Venezuela”.

Para el año 1974, con la fundación de AVERALLY, se produce un suceso que impulsaría definitivamente el rallysmo en Venezuela, como especialidad deportiva de vehículos a motor. Esta especialidad había tomado gran impulso después de la prohibición de carreras de ruta abierta en el país y de la mano del Touring Automóvil Club de Venezuela (TACV) y la Organización Nacional de Pilotos de Carrera (ONAPICA) había recibido algún respaldo inicial necesario para su desarrollo. Sin embargo, AVERALLY viene a darle al rallysmo una cara de legitimidad y legalidad que era realmente necesaria para lograr el apoyo que dicho deporte requería para terminar de afianzarse como una especialidad automovilística reconocida en el país. La suerte estaría un poco de espaldas ya que ese mismo año de 1974, Autiero es suspendido por la Comisión Deportiva Automovilística Venezolana (CDAV) y el rallysmo también se ve afectado en parte por aquella medida. Durante aquellos primeros años de competencia, luego de que se reactivara la especialidad en Venezuela, y como mencioné anteriormente, Rafa y Frank corrieron en distintos vehículos. Aquí les dejo unas fotos de los excitantes eventos de mediados de los años 70.
Rafael Márquez (Piloto) y Frank Valery (Copiloto)
La mayoría de ellos partieron inicialmente desde el Boulevard de Sabana Grande y posteriormente desde la Plaza Altamira. Para aquella época los puestos de Rafael Márquez partida eran sorteados y los vehículos partían en el orden que les había tocado en el mencionado sorteo.
Rafael Márquez (Piloto) y Frank Valery (Copiloto)

La primera vez que Rafael Márquez y Frank Valery corrieron formando equipo en alguna escudería fue cuando pertenecieron al “Team Rally Monza”. Abajo podemos ver a buena parte de los integrantes de aquel fabuloso conjunto.

De izquierda a derecha: Eleazar Reverón, Alberto Mantovani, Salvatore “El Chivo” Dionisi, Frank Valery, Rafael Márquez y Carlos Sánchez.

Con el Rally del Reencuentro, como primera prueba válida para el Campeonato Nacional de Rally, disputado el 28 de junio de 1975, se reactiva la especialidad en el país.

El Campeonato Nacional 1975-1976 tuvo a Salvatore Dionisi y Alberto Mantovani como integrantes de la dupla campeona. Dicha pareja logró acumular 35 puntos en el campeonato.

En aquel campeonato, que se decidió por una pequeña diferencia, la pareja conformada por Rafael Márquez y Frank Valery lograrían obtener el subcampeonato a bordo de un Dodge Dart del año 1973 luego de acumular 33 puntos durante el campeonato.

Aquel año se llevaría a cabo la cuarta “Vuelta a Venezuela” que también cumpliría su etapa de neutralización en la ciudad de Mérida.

Paso de Márquez-Valery por uno de los puestos de control durante el desarrollo de la “IV Vuelta a Venezuela”. El joven con la bandera a cuadros soy yo, Frank Valery Jr. La Señora ataviada con la ruana detrás de mí es mi madre, Lya de Valery. El personaje con su clásico sombrerito blanco es “El Chivo” y el otro joven a la izquierda del Chivo es Víctor Valery, mi hermano.
Aquel campeonato que comenzó con el “Rally del Reencuentro”, además contaría con los siguientes eventos: Rally “12 Horas de Caracas”, Rally “1000 Minutos”, la ya mencionada “4ta Vuelta a Venezuela” y “Rally de Campeones”. Esta última prueba del campeonato; en la que estaba en juego la “Copa Gobernador del Distrito Federal”; y que a la postre sería decisiva para la definición del Campeonato Nacional de Rally; fue disputada bajo la modalidad de las dos mangas. Una de ellas sería realizada el día sábado y la segunda se disputaría al día siguiente. Para ese año la dupla Márquez-Valery corría a bordo del Dodge Dart que ya hemos mencionado y que contaba con un motor V-8 y una caja de tan solo tres velocidades, pero que alcanzaba velocidades increíbles. De esta última prueba les dejo una anécdota escrita por mi propio padre y que tituló: “Los dos mangos de fin de año”.

 

LOS DOS MANGOS DE FIN DE AÑO
 

 

Llegamos al final del año con una nueva modalidad, un rally dividido en dos mangas: la primera manga parecía para todos “un mango bajito”, pues era un recorrido sobre asfalto con una ruta conocida para todos y suponíamos que serviría para calentar los motores y afinar los cronómetros, resultando todo lo contrario: se calentaron los cronómetros y hubo que afinar los motores para poder salir en la segunda manga.

Partimos con un tiempo despejado y claro desde Sabana Grande, pero no habíamos llegado al Distribuidor Baralt cuando, se inició nuestra agonía; encontramos una cola interminable y allí mismo comenzaron las simples preguntas que se le suelen hacer a los copilotos. Siendo nosotros el No. 18 y habiendo partido 20 carros, mi piloto pretendía que yo supiera si la cola había agarrado a todos los carros o solo a nosotros por ser de los últimos???? Imposible de contestar. Sin embargo, le doy ánimos para recuperar el tiempo perdido al comenzar a subir El Junquito y ¡Oh sorpresa! A la altura de La Yaguara comienza la neblina, la lluvia y la desesperación por recuperar el tiempo perdido que cada vez se nos hacía más difícil. No importa. No importa cunado empecemos a bajar se acabará la neblina y podremos llegar a la etapa de control secreto parejo, a menos que haya neblina a nivel del mar (se lo dije irónicamente, pues nunca lo había visto).

Sin embargo, proseguimos con lluvia y neblina por todo el Litoral y no conforme con eso notamos que el carro se deslizaba mucho. Pensamos se debía quizás a gasolina o aceita derramado en la carretera. Al día siguiente nos enteramos que había habido mar de leva y los patinazos obedecían al agua salada que bañaba la carretera de Los Caracas. Siguió la neblina y la lluvia acompañándonos a lo largo del primer mago de fin de año: “el maguito e bocao”.

Dos horas de descanso para salir al encuentro de la segunda manga. Llaman los carros a ser alineados, y al mirarnos las caras unos a otros, nos vemos más cansados. Sin embargo, al dar la partida y a escasos minutos todos recobran su entusiasmo. Iniciada la tierra sentimos un ruido ensordecedor, nos detuvimos, revisamos y nos percatamos de que un amortiguador delantero se había roto y eso fue solo al segundo hueco del recorrido. Mi piloto es un poco pesimista y considerando que el daño había sido medianamente reparado, me dice ¿Qué hacemos? Vamos a echarle pichón hasta salir al asfalto que allí podremos revisar bien lo ocurrido. Una vez revisado entendimos que podía aguantar y así entramos a Turgua, pero al final de la tierra se termina de romper el mismo amortiguador.

Seguimos dándole, así como podíamos y se nos ilumina el sendero al divisar a Carlos Sánchez, quien iba con un carro igual al nuestro y tenía los repuestos para socorrernos. Decidimos acelerar ambos, pasar el control y en el asfalto hacer nuevamente la reparación, pero esta vez en forma ¡Por fin todo anda bien! Empezamos a recuperar el tiempo perdido y entramos a Tácata, favorecidos por el tiempo. No había llovido y los ríos que estábamos cruzando eran relativamente accesibles. Continuamos por aquellas picas rumbo a La Mata, pero para nuestra desgracia, antes de terminar la tierra, se rompe el otro amortiguador delantero.

Desmontamos todo con la esperanza de que Carlos Sánchez, que venía detrás y nunca había podido termina un rally, llegara por lo menos hasta donde nosotros estábamos. Esta vez nos socorrió la suerte y así fue. Llegó y aún tenía piezas para auxiliarnos. Reparamos nuevamente y nos lanzamos hasta el tan añorado asfalto para llegar a la meta, superando en el camino varios carros con quienes peleábamos el campeonato y así al terminar esa modalidad de las dos mangas, después de habernos comido un “manguito de hilacha” y un “manguito e bocao”, ganar el último rally del año.

FRANCISCO VALERY

 

 

 

Una vez finalizadas las pruebas válidas para el campeonato nacional, los integrantes de la pareja de campeones y subcampeones eran premiados por sus logros. En la foto de la izquierda estoy yo acompañando a mi padre a recibir la placa de reconocimiento que le fuera otorgada por haber logrado el subcampeonato de rally del año 1975. Al fondo de la foto se puede observar a Giovanni Autiero.

Después vendrían los años 76 y 77 donde hubo lucha férrea entre los participantes para ganar aquellos rallys y lograr el tan ansiado campeonato.

En los recuadros siguientes pueden observar el Calendario correspondiente al Campeonato del año 1976 y a los resultados del primer evento del año.

Aquel año el “Rally de la Juventud” a ser realizado en las complejas carreteras del Estado Aragua, como en años previos, llevaría el nombre de “Rally Día de Venezuela en Aragua”. En la categoría “A” sería ganado por Enrique Pinochet y Manuel Balbes quienes superarían a Gustavo Fuenmayor e Iván Yéspica, Alfredo Villapol y Guillermo Bortot, Rafael Márquez y Frank Valery, Salvatore Dionisi y Alberto Mantovani, Eleazar Reverón y José Luis Rodríguez. En la categoría “B” la dupla ganadora sería la integrada por González y Díaz. De los pilotos de la categoría “B” allí plasmados, recuerdo a Juan La Font, Vincenzo Iannelly y Juan Carlos Catanzaro. Como pueden ver en el recuadro, para ese año habían comenzado a utilizarse en los vehículos los números de acuerdo a las posiciones alcanzadas en el campeonato anterior.

Rally "Dia de Venezuela en Aragua"
Rally "Averally"

Aquí podemos observar el transitar de Rafa y Frank por algunas de las competencias de aquel campeonato. 

“Rally Oteauto”

Otra de las competencias, quizás una de las más reñidas del año y que se disputó con un record de participantes, fue el “Rally Oteauto” realizado entre los días 24 y 25 de julio de 1976. 

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