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AVERALLY

Presidente Vitalicio

Biografía Lya Márquez de Valery. 

Por Frank Valery Jr.

Lya Coromoto Márquez Corao, nace en Caracas, el día 07 de junio de 1940.

Sus padres fueron Ángel Márquez y Victoria Corao. Es la mayor de 4 hermanos: Lya, Rafael Ángel, Víctor Manuel y Guillermo (mejor conocido como William o por su nombre artístico: El Ziggy).

Con sus padres Ángel y Victoria
Su madre Victoria Corao de Márquez

Vive los años de su niñez en Caracas. Primero en El Conde, luego en Los Palos Grandes y finalmente en La California.

Su hermano William “El Ziggy”
Con su hermano Rafael Ángel
Su Padre Ángel Márquez
Su padre y su hermano William
Su hermano Víctor

Cursa sus estudios de Escuela Primaria en el “Colegio Los Caobos” en Caracas. Inicia sus estudios de Secundaria en el “Instituto Educacional Altamira” también ubicado en la capital.

Posteriormente la familia debe trasladarse a Maracay y asentarse en la Urbanización Las Delicias, una pujante localidad de la capital aragüeña. Allí culmina sus estudios de bachillerato asistiendo a los Colegios “San Pedro Alejandrino” y “Valles de Aragua” en Maracay.

Por algunos motivos familiares debe suspender sus estudios y trasladarse en compañía de su madre y hermanos a España, donde vivirá por un lapso de 6 meses, en la Colonia del Viso ubicada en la ciudad de Madrid.

A su retorno a Venezuela, y ratificando su gusto de siempre por los números y la excelente habilidad que tenía para trabajar con ellos, decide iniciar sus estudios de Economía en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

Grado de bachiller en la UCAB

Aquellos estudios se verían interrumpidos apenas un año después; cuando luego de haber conocido en las inmediaciones del kiosko OK ubicado frente al Centro Lido en Altamira; a quien sería la ilusión de su vida, decide sellar aquel amor mediante un compromiso eterno.

Contrae nupcias con Francisco José Valery Yánes, quien siempre fue mejor conocido con su sobrenombre “Frank”, el día 08 de septiembre de 1961. Desde ese momento y por muchísimos años se dedica en cuerpo y alma a su matrimonio y a la crianza de sus hijos. El amor inconmensurable por su esposo, la abnegación mostrada en la crianza de sus hijos, el cuidado prestado al crecimiento de su familia, la atención incondicional prestada a su madre en los dolorosos momentos en que el cáncer la consumía, la preocupación por su abuela Casimira (Cachi) y su tía Carmen (la Ticha), la capacidad para aconsejar a sus amigos y el amor por quienes no siendo sus hijos requerían ocasionalmente de la orientación y la presencia de una madre sustituta; cuando sus propias madres debido a las circunstancias de la vida debían atender otros asuntos; son muestras indiscutibles de su ser caritativo.

Pero es también una mujer de carácter fuerte y terca en ocasiones, severa y exigente en la crianza; por lo cual en ocasiones da la impresión de ser poco cariñosa. Particularmente considero que la partida temprana de su madre, la lejanía circunstancial de su padre y el hecho de ser la mayor de sus hermanos; la erigieron en la matrona de su familia, convirtiéndose de algún modo en madre y guía de sus hermanos; sobre todo del menor que hasta su muerte fue quien siempre se mostró más carente de cariño. En esa hermosa labor recibió el apoyo incondicional de mi padre, quién fue considerado por mis tíos como un hermano mayor y una especie de mentor.

Podríamos decir que a Lya le tocó vivir una suerte de matrimonio itinerante que tuvo numerosas sedes desde el día de su boda. Caracas, Barquisimeto, Valencia, Maracaibo, Caracas, Maracaibo, Caracas; en ese orden; fueron las ciudades en las cuales Lya debió establecer las bases de su hogar. Aquellos hogares se caracterizaron por las ausencias temporales de su esposo, que, debido a su trabajo, primeramente, como vendedor y posteriormente como Gerente de Ventas de una importante compañía multinacional de multígrafos, equipos Offset y posteriormente fotocopiadoras; “Gestetner de Venezuela”; lo mantendría muchas horas a bordo de un vehículo recorriendo las carreteras del país. Por ello Lya siempre hizo un esfuerzo adicional para darle calor de hogar a aquellas múltiples casas en las que le tocó vivir.

De aquella unión nacieron cuatro hijos: Francisco José (el primogénito, quien adoptaría el mismo apodo de su padre “Frank”, Víctor Manuel (el segundo y quien tomo el nombre de uno de sus hermanos, porque el embarazo prácticamente transcurrió mientras lo visitaba en la cárcel a donde había ido a parar como preso político debido a su lucha por una democracia más representativa en su país), María Victoria (la niña, quizás la predilecta de su esposo, por ser su princesa) y Óscar Alberto (el maraco y consentido por ser el menor y por haberla agarrado ya sin el fuelle y la fuerza de sus años mozos). Además, tiene cuatro hijos políticos: Lourdes Carolina, Gloria Mercedes, Michel y Maroa.

Hoy en día además de 4 sus hijos, Lya tiene 10 nietos y 1 bisnieto. Sus nietos: Victor Manuel (Vito), José Francisco (Paco), Claudia Patricia (Nena), Rodolfo José (Rudolf), Ernesto José (Erny), Stephanie Sofía (Steph), Isabella (Titi), Miguel Ángel (Miguelacho), Victoria Maia (Vicky) y Lorena (Lore). El bisnieto: Thiago Matías (Thiagirú).

Frank y Lourdes
Víctor y Gloria
Michel y María Victoria
Óscar Alberto y Maroa
Paco, Rudolf y Erny
Vito y Nena
Steph
Lya y los cuatro menores: Titi, Miguelacho, Vicky y Lore
El bisnieto: Thiagirú

Lya se había casado con Frank, una de cuyas pasiones era el automovilismo en el que había participado con regularidad en los años previos al matrimonio. Por ello, no eran ajenos en absoluto para Lya, el fervor, la pasión y la adrenalina de aquellas competencias.

Por lo anteriormente expuesto, cuando a comienzos de los años 70, su esposo Frank decide comenzar a incursionar en el Rallysmo en compañía de Rafael Ángel; uno de sus hermanos; lejos de poner peros, decidió apoyarlo con todo su ser. Aquel apoyo incondicional se tradujo en muchísimas horas de desvelo, en largas jornadas de trabajo y en presencia fija en los diversos escenarios de competencia. 

El apoyo comenzaba cuando los vehículos debían ser rotulados con los nombres de los distintos patrocinantes y había que ir recortando letrica por letrica en un pliego de papel contact para después pegarlas en las puertas, capot y maleta de aquellos vehículos familiares. Después venía la asistencia a los lugares de partida de cada competencia para apoyar presencialmente a su esposo y hermano, en compañía de su cuñada Soledad. Allí repartía café y sandwichitos, no solo a ellos, sino muchas veces a otros competidores, al personal organizativo de los eventos y a las esposas o novias de aquellos rivales de competencia que luego se convertirían en compañeros de vida y de aventuras. Por último, vendría la asistencia al lugar de llegada para esperar con el corazón en la boca a aquel par de simpáticos y queridos gordos que daban lo mejor de sí dentro de cada vehículo que les tocó tripular. 

Aquella cercanía de Lya a las competencias y su talante de colaboradora siempre dispuesta a la ayuda, le hizo ganarse la admiración y el cariño de los organizadores de aquellos eventos deportivos. Primero sería Alina, con quien no logró concretarse formalmente su participación como parte del personal a cargo de organizar aquellos eventos, debido a su pronta partida víctima de aquel terrible accidente aeronáutico del año 1972. Después tejería una linda amistad con Ambra Zanobini, la hija de Alina.

Pero con Giovanni Autiero y su familia la cosa fue distinta. Lya se convertiría en apoyo fundamental de Autiero, quien fue gran amigo de su casa, y a quién acompañó hasta su desaparición del mundo del rallysmo en todas las diferentes fases relacionadas a la organización de los eventos. A partir de ese momento se convertiría en Cronometrista Oficial del Rallysmo. Acompañaría inicialmente a Autiero en Oteauto y posteriormente a Freddy Torrealba, que era una especie de hijo para ella, en OCED.

Arriba pueden verla junto a Luisa de Canache, en el Punto de Control, recibiendo a los vehículos provenientes de Boa Vista (Brasil) como cronometrista del Rally Internacional “Vuelta a la América del Sud”. 

Con Caco (Carlos Rodriguez)

Se mantuvo activa y fue gran colaboradora de los Campeonatos Nacionales de Rally hasta el año 1979 cuando su esposo y hermano deciden que ya era tiempo de abandonar las lides de la competencia deportiva. Siempre quedará la duda; y quizás sea su hermano Rafa; quien podría sacarnos de ella, de cuanto habrá pesado para tomar la decisión del retiro, aquel volcamiento con el Fairmont en el campeonato de 1978 y el choque con el Renault en el de 1979. El hecho es que una vez retirado Frank Valery del rallysmo, automáticamente se produciría también el retiro de Lya como activista de primer nivel en aquellas apasionantes competencias deportivas. 

Efectivamente, Lya y Frank se retiraron, pero nunca se desligaron de la especialidad. Había mucho trayecto recorrido, muchas aventuras vividas, muchos amigos descubiertos y mucho amor por el rallysmo como para que aquello pudiese suceder. 

El destino siempre tiene sus designios y transita, a veces, por sinuosos caminos para alcanzar la meta. Dos de sus hijos putativos; aquellos que transitaron innumerables horas en el jardín y los pasillos de su casa, que recibieron unos cuantos jalones de oreja; que fueron aconsejados y amados; habían tomado, entre otros, el testigo de la organización de aquellos eventos tan significativos: Carlos Alfredo Rodríguez Cisneros (Caco) y Laffit Pincay (Lafficito). Habían sido inoculados de alguna manera por aquel gusanillo del rallysmo que se paseaba por el garaje de la casa cada vez que se acercaba una nueva competencia, para apretar tuercas, para pegar letras, para disfrutar de la emoción de estar cerca de un carro de carreras. Así que la vida de Lya parecía innegablemente mantenerse relacionada al rallysmo. 

Con Caco y su nuera Lourdes en Margarita
Reunión en casa de su hijo Frank. Con gorras Laffit Picay (padre e hijo), a su lado su esposa Evelyn y su hija.

Los que habían sido novatos y habían dado sus primeros pininos al final de los años 70; ya transcurridos buena parte de los años 80; estaban afianzados en la especialidad: eran los campeones y las estrellas de esta nueva época. Frank y Lya se habían convertido en referentes y eran una especie de bisagra que unía a los ya dilatados especialistas del rallysmo con las nóveles estrellas que comenzaban a brillar con luz propia. 

Rally del Reencuentro en la ciudad de Maracay (Día 17 de abril de 2016)

Los actuales miembros de la Asociación Venezolana de Rallystas, tomaron la decisión unánime de nombrarla Presidenta Vitalicia de la Organización. Lya, a pesar de sus menguadas condiciones de salud y su deteriorado estado mental, que le imposibilita entender algunas cosas y manifestar otras tantas, aceptó gustosamente el honor, que quizás por trayectoria pudiera probablemente merecer, pero que como una muestra de cariño y respeto le ha sido otorgado y con mucho orgullo por ella ha sido recibido. 

Hoy en día, y desde hace cerca de 25 años, Lya vive en su casa de La Victoria. Allí todavía habitan sus recuerdos más preciados y parte de sus seres queridos: su hija María Victoria y su yerno Michel, sus nietos Miguelacho y Vicky, su hermano Rafael Ángel y su cuñada Soledad, sus sobrinos Cachi y Pablo y su sobrina nieta Eloísa. 

Algunas amigas de La Victoria. A su lado, su inseparable compañera de tantas aventuras de Rally y cuñada, Soledad de Márquez.

Su media naranja, el amor de su vida, su “Negro” como cariñosamente lo llamaba, ya no está más a su lado. Partió hace ya 5 años, dejando un profundo vacío en su alma que parece imposible de llenar. 

Otra parte de sus seres queridos, como buena parte de los venezolanos, se encuentran en el extranjero en busca de nuevos horizontes y mejor suerte. Mantienen con ella el contacto gracias a los adelantos tecnológicos en la comunicación, aunque en ocasiones esta puede llegar a ser casi imposible. 

Familia Valery Márquez sentada alrededor de Lya

Recientemente celebró sus ochenta primaveras y aún despierta, día a día, rogando a Dios que el Internet funcione y la luz no se vaya, para poder enterarse de los últimos cuentos de sus muchachos de Averally. 

Nosotros en Averally siempre queremos escuchar tus sugerencias o preguntas que puedas tener. Envíanos un mensaje y nosotros nos pondremos en contacto contigo tan pronto como nos sea posible.

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